A través de la vía del Salnés y tomando la última salida en dirección al Grove llegamos a la Lanzada, lo que más nos llama la atención nada más llegar, es el tamaño de la playa 2,5 km., cierto es que en otras costas de la península esto es muy habitual pero pensando en la geografía gallega tan llena de accidentes geográficos sus playas están habitualmente condenadas a tener unas dimensiones muy inferiores.
Otra cosa que nos llama la atención es la bravura del mar y lo abierto al océano que está, estamos ante una playa salvaje dominada por la naturaleza y no por el hombre, como sucede en muchos otros destinos.
Todas estas condiciones geográficas y climáticas hacen de La Lanzada y la playa de Foxos de la que más tarde os hablaré, los puntos principales de la ría para la práctica del surf, windsurf y kite-surf.
Si venís y queréis tomar unas clases os podeis informar aqui de de dónde y como.
Continuando nuestro camino, nos encontramos con este curioso Cormorán encima de una roca el cuál nadie nos sabe decir si tiene algún significado, pero curioso queda.
Pero lo más impactante está por venir al final de la playa, en una punta, nos encontramos con los restos de la Fortaleza de la Lanzada, de la que apenas queda un lateral de la Torre, por el contrario la Ermita de Nuestra Señora de la Lanzada como se pueder ver en las fotos reluce intacta, y sin embargo lleva ahi desde el s. X gracias a los romanos.Más adelante os contaré el origen y la razon por la cual se construyó.
Cuenta la leyenda que las aguas que rodean a esta fortaleza tienen el poder de curar la infertilidad y para hacer usos de tales poderes el último fin de semana de Agosto acuden múltiples visitantes para disfrutar de sus bailes y comidas; y, como no, la mujer infertil que deberá recibir el baño de las nueve olas en la playa si quiere así poner fin a su infecundidad; aunque antiguamente acudían tambien los enfermos a darse tan místico baño a las doce en punto de la noche para recibir sus poderes curativos.
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